Recordamos hoy al Policía Nacional D. MELITÓN MANZANAS GONZÁLEZ, asesinado por la banda terrorista E.T.A.
D. Melitón Manzanas González
De 59 años de edad, nació en junio de 1909 en San Sebastián. En esta ciudad estudió Peritaje mercantil y, en su juventud, formó parte de un grupo teatral. Al mes de iniciarse la Guerra Civil, fue detenido y encarcelado en el fuerte de Guadalupe, donde permaneció hasta ser liberado por las tropas que se alzaron contra la República. Al terminar la guerra, entró en el Cuerpo General de Policía como inspector en 1941. Estuvo destinado en Irún y, de aquí, pasó a San Sebastián como jefe de la Brigada Social. Su actuación en la comisaría de San Sebastián le hizo "acreedor de más de cincuenta felicitaciones públicas por su destacadas acciones policiales al servicio de la región en donde encontró una alevosa pero gloriosa muerte", como rezaba una reseña oficial difundida tras su asesinato (Alonso, R., Domínguez, F., García Rey, M., Vidas rotas, Espasa, 2010). Estaba casado y tenía una hija.
El 2 de agosto de 1968 la banda terrorista ETA asesinaba en Irún (Guipúzcoa) al inspector jefe de Policía MELITÓN MANZANAS GONZÁLEZ, casi dos meses después de que el 7 de junio Txabi Echebarrieta acabase a tiros con la vida del agente José Antonio Pardines Arcay. Echebarrieta murió horas más tarde en un enfrentamiento con la Guardia Civil en Tolosa. El etarra que le acompañaba, Iñaki Sarasketa, fue detenido y condenado a muerte, aunque la pena le fue conmutada por cadena perpetua y, posteriormente, se vio beneficiado por las medidas de amnistía aprobadas tras la muerte de Franco, saliendo de prisión en 1977.
El día que asesinaron al agente Pardines, Echebarrieta y Sarasketa se dirigían a San Sebastián para preparar el asesinato del inspector Melitón Manzanas. Es decir, los preparativos del asesinato del jefe de la Brigada de Investigación Social, en lo que ETA llamó 'Operación Sagarra' (manzana en vasco) se iniciaron bastante tiempo antes de la muerte del etarra Echebarrieta.
Iñaki Sarasketa, que acompañaba a Echebarrieta el día que asesinaron al agente Pardines, contó cómo se preparó el atentado contra Melitón Manzanas: "La primera información sobre sus movimientos me la dio Jon Oñatibia, miembro del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y antiguo delegado del Gobierno vasco en Nueva York. Fue una decisión personal, no digo que el PNV tuviera nada que ver. Supimos qué autobús cogía, a qué hora, incluso dónde solía sentarse. Yo se la pasé a Txabi" (El Mundo, 7/07/1998). Los primeros seguimientos del policía los hicieron el propio Echebarrieta y Jokin Gorostidi. Sin embargo el asesinato de Melitón fue presentado posteriormente como una respuesta de ETA a la pérdida del primer miembro de la banda, aunque la realidad fue bien distinta.
Sobre la personalidad de Jon Oñatibia, es interesante la información que proporciona José Díaz Herrera en Los Mitos del Nacionalismo vasco, (Planeta 2005) tras analizar documentación inédita en los archivos de la CIA. Según esa documentación, Oñatibia había sido uno de los hombres de confianza del lehendakari Aguirre para controlar las redes de espionaje que el PNV puso a disposición del OSS, y su sucesora la CIA, durante los años cuarenta y cincuenta. Estas redes, además de infiltrarse y espiar a distintas organizaciones y partidos contrarios a los intereses norteamericanos en América del Sur, espiaron a las distintas fuerzas republicanas y a sus líderes, entregando esta información a la CIA. Uno de los personajes clave en estas redes de espionaje fue Jon Oñatibia.
Cuenta Díaz Herrera que, entre otras cosas, fue el encargado de recuperar la documentación que había dejado el espía Jesús Galíndez tras su desaparición, tal y como le confirmó en entrevista el abogado Richard N. Gardner. A mediados de los años sesenta, y conservando la nacionalidad norteamericana, Oñatibia regresó al País Vasco y se estableció en Oñate, donde oficialmente vivía dando clases a estudiantes norteamericanos. Sarasketa señala que Oñatibia actuó por su propia cuenta ("fue una decisión personal" contó a El Mundo), pero Díaz Herrera deja flotar la duda de que un personaje clave de los servicios del nacionalismo vasco actuase por libre. "El asesinato de Melitón Manzanas, con datos facilitados por los agentes de Aguirre, revela que la historia pasa de padres a hijos y continúa" (Los Mitos del Nacionalismo vasco, pág. 731).
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D. Melitón Manzanas González

De 59 años de edad, nació en junio de 1909 en San Sebastián. En esta ciudad estudió Peritaje mercantil y, en su juventud, formó parte de un grupo teatral. Al mes de iniciarse la Guerra Civil, fue detenido y encarcelado en el fuerte de Guadalupe, donde permaneció hasta ser liberado por las tropas que se alzaron contra la República. Al terminar la guerra, entró en el Cuerpo General de Policía como inspector en 1941. Estuvo destinado en Irún y, de aquí, pasó a San Sebastián como jefe de la Brigada Social. Su actuación en la comisaría de San Sebastián le hizo "acreedor de más de cincuenta felicitaciones públicas por su destacadas acciones policiales al servicio de la región en donde encontró una alevosa pero gloriosa muerte", como rezaba una reseña oficial difundida tras su asesinato (Alonso, R., Domínguez, F., García Rey, M., Vidas rotas, Espasa, 2010). Estaba casado y tenía una hija.
El 2 de agosto de 1968 la banda terrorista ETA asesinaba en Irún (Guipúzcoa) al inspector jefe de Policía MELITÓN MANZANAS GONZÁLEZ, casi dos meses después de que el 7 de junio Txabi Echebarrieta acabase a tiros con la vida del agente José Antonio Pardines Arcay. Echebarrieta murió horas más tarde en un enfrentamiento con la Guardia Civil en Tolosa. El etarra que le acompañaba, Iñaki Sarasketa, fue detenido y condenado a muerte, aunque la pena le fue conmutada por cadena perpetua y, posteriormente, se vio beneficiado por las medidas de amnistía aprobadas tras la muerte de Franco, saliendo de prisión en 1977.
El día que asesinaron al agente Pardines, Echebarrieta y Sarasketa se dirigían a San Sebastián para preparar el asesinato del inspector Melitón Manzanas. Es decir, los preparativos del asesinato del jefe de la Brigada de Investigación Social, en lo que ETA llamó 'Operación Sagarra' (manzana en vasco) se iniciaron bastante tiempo antes de la muerte del etarra Echebarrieta.
Iñaki Sarasketa, que acompañaba a Echebarrieta el día que asesinaron al agente Pardines, contó cómo se preparó el atentado contra Melitón Manzanas: "La primera información sobre sus movimientos me la dio Jon Oñatibia, miembro del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y antiguo delegado del Gobierno vasco en Nueva York. Fue una decisión personal, no digo que el PNV tuviera nada que ver. Supimos qué autobús cogía, a qué hora, incluso dónde solía sentarse. Yo se la pasé a Txabi" (El Mundo, 7/07/1998). Los primeros seguimientos del policía los hicieron el propio Echebarrieta y Jokin Gorostidi. Sin embargo el asesinato de Melitón fue presentado posteriormente como una respuesta de ETA a la pérdida del primer miembro de la banda, aunque la realidad fue bien distinta.
Sobre la personalidad de Jon Oñatibia, es interesante la información que proporciona José Díaz Herrera en Los Mitos del Nacionalismo vasco, (Planeta 2005) tras analizar documentación inédita en los archivos de la CIA. Según esa documentación, Oñatibia había sido uno de los hombres de confianza del lehendakari Aguirre para controlar las redes de espionaje que el PNV puso a disposición del OSS, y su sucesora la CIA, durante los años cuarenta y cincuenta. Estas redes, además de infiltrarse y espiar a distintas organizaciones y partidos contrarios a los intereses norteamericanos en América del Sur, espiaron a las distintas fuerzas republicanas y a sus líderes, entregando esta información a la CIA. Uno de los personajes clave en estas redes de espionaje fue Jon Oñatibia.
Cuenta Díaz Herrera que, entre otras cosas, fue el encargado de recuperar la documentación que había dejado el espía Jesús Galíndez tras su desaparición, tal y como le confirmó en entrevista el abogado Richard N. Gardner. A mediados de los años sesenta, y conservando la nacionalidad norteamericana, Oñatibia regresó al País Vasco y se estableció en Oñate, donde oficialmente vivía dando clases a estudiantes norteamericanos. Sarasketa señala que Oñatibia actuó por su propia cuenta ("fue una decisión personal" contó a El Mundo), pero Díaz Herrera deja flotar la duda de que un personaje clave de los servicios del nacionalismo vasco actuase por libre. "El asesinato de Melitón Manzanas, con datos facilitados por los agentes de Aguirre, revela que la historia pasa de padres a hijos y continúa" (Los Mitos del Nacionalismo vasco, pág. 731).
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