Espero que la lectura sea de vuestro agrado, cuanto menos es interesante y enriquecedora.
SíndrOme del Norte, las víctimas ocultas del terrorismo
Actualmente cada año se producen en la Benemérita una media de unas 350 bajas por motivos psicológicos. Un 25% de ellas tienen que ver con esta tan terrible enfermedad que ha llegado a acabar en suicidio de muchos de estos profesionales y que afecta tanto a agentes como a sus familiares que sufren o han sufrido todo tipo de aberraciones, insultos, menosprecios y agresiones de esas ratas ETA y toda la mierda que les apoya. Hoy por hoy la GC creadora y pionera de los Servicios de Información de las FCS españolas se encarga de la en la lucha contra ETA combatiendo cuerpo a cuerpo con ellos en el norte de nuestro país, cuenta con mas de 2500 agentes replegados en País Vasco y Sur de Francia, pertenecientes a grupos como las UAR y el SIGC y otros cientos mas pertenecientes a Seguridad Ciudadana que se enfrentan cada día a situaciones limite y tensas aguantables solo para unos pocos valientes. Fernando Trapero y Raúl Centeno ambos jóvenes guardias civiles de 23 y 24 años y miembros del GAO han sido las últimas víctimas mortales de ETA, sus familiares los últimos que más directamente se han visto afectados por esta enfermedad.
Descansen en paz y mi apoyo a sus familias
SINDROME DEL NORTE
¿Qué es el Síndrome del Norte?. ¿Cuales son sus síntomas y cómo influye en el comportamiento humano?. Aquí encontrarás respuestas a estas preguntas, además de algún caso de gente que lo ha sufrido.
________________________________________
Todos hemos oído hablar del Síndrome del Norte. Todos sabemos que es un trastorno psicológico que afecta a los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado que se encuentran -o se han encontrado- destinados en el País Vasco, debido a la tensión tan extrema a la que están sometidos de continuo. Pero lo que no se suele conocer es cómo afecta ésta enfermedad al comportamiento humano, ni cuales son, exactamente, los motivos que provocan éste estado.
Desde estas líneas agradecer a los miembros de las Fuerzas de Seguridad su noble labor que, gracias a ella, permite que los demás ciudadanos podamos vivir seguros. Reconocer también el sacrificio, tanto personal como profesional, a todos aquellos miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado que han prestado, o prestan, sus servicios en el País Vasco, o cuyo destino esté relacionado con la lucha antiterrorista de E.T.A..
LA OPINIÓN DEL ESPECIALISTA ACERCA DEL SÍNDROME DEL NORTE
Las especiales circunstancias en las que desarrollan su vida y labor profesional las fuerzas de seguridad del Estado en el País Vasco suponen una fuente de estrés añadido, poniendo a prueba la resistencia psicológica de las personas implicadas.
La capacidad para adaptarse a estas circunstancias adversas varia mucho de unas personas a otras, por lo que es factible que la tensión psicológica a la que están sometidos continuamente pueda desbordar en algunos casos los mecanismos de afrontamiento y desembocar en un desequilibrio psíquico y emocional que puede llegar a trastocar todas las facetas de la vida.
El conjunto de síntomas que se agrupan bajo el nombre de "síndrome del norte" se asemeja mucho a las vivencias de quienes padecen un trastorno por ansiedad denominado estrés postraumático, recogido en la clasificación diagnóstica de trastornos mentales elaborada por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), clasificación ésta utilizada por muchos profesionales de la salud en todo el mundo.
Los trastornos de ansiedad son un grupo de enfermedades caracterizadas por la presencia de ansiedad, preocupación, miedo, tensión o temor excesivos, que provocan un malestar notable y un deterioro clínicamente significativo en la actividad del individuo.
En el trastorno por estrés postraumático la persona ha estado expuesta a un acontecimiento que sería marcadamente angustiante para casi todo el mundo y que representa un peligro real para su vida o integridad física, amenaza o daño para los hijos, el cónyuge u otros parientes cercanos y amigos o la destrucción súbita del hogar.
Es importante señalar que la exposición al acontecimiento puede ser directa o indirecta, bastando oír u observar cómo una persona se lesiona gravemente o sufre víctima de la violencia física para que los síntomas se desencadenen.
Además, el suceso traumático es reexperimentado de manera persistente a través de recuerdos o cuando la persona se expone a estímulos ocurriendo de nuevo, malestar psicológico intenso o respuestas fisiológicas de ansiedad. En algunos casos aparecen ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos.
La exposición a todo aquello que simboliza o recuerda algún aspecto del suceso suele provocar un aumento de la activación puesta de manifiesto por alteraciones del sueño, irritabilidad, explosiones de ira, respuestas exageradas de sobresalto o hipervigilancia.
Ante estas circunstancias una reacción usual de la persona es evitar persistentemente los pensamientos, situaciones, lugares, personas, conversaciones y actividades que provocan el recuerdo del trauma. Por eso no es de extrañar la petición de traslados del puesto de trabajo o una disminución marcada del interés en las actividades y personas significativas.
Este trastorno afecta especialmente al entorno familiar de convivencia porque en muchas ocasiones se acompaña de la sensación de distanciamiento o extrañamiento respecto a los demás con una restricción de la vida afectiva, incapacidad para mantener experiencias amorosas, sensación de acortamiento de vida con anulación de planes y proyectos personales de futuros.
Los síntomas suelen aparecer en los tres primeros meses posteriores al trauma, si bien hay que estar muy atentos porque puede haber un lapso temporal de meses o incluso años hasta que empiecen a manifestarse.
La intensidad, duración y proximidad de la exposición al acontecimiento traumático constituyen los factores más importantes que determinan la probabilidad de presentar el trastorno.
La duración de los síntomas muestra considerables variaciones. La mitad de los casos suelen recuperarse completamente en los primeros tres meses y en otras ocasiones todavía persisten doce meses después.
Estos padecimientos podrían atajarse actuando desde varios frentes:
Por un lado, desde una labor preventiva en la que se podría establecer un "perfil de sujetos" psicológicamente más resistentes a situaciones de estrés laboral, poniendo en evidencia aquellos más vulnerables a sufrir este trastorno, requiriendo una mayor atención y apoyo, ofreciéndoles herramientas para fortalecerles psicológicamente y realizando con ellos un seguimiento más exhaustivo.
Por otro lado, para aquellos que ya lo padecen, se hace necesario un tratamiento psicoterapeútico utilizando técnicas específicas adaptadas a cada caso y en esto es muy importante un diagnóstico precoz de los síntomas porque ello aumenta la eficacia y probabilidades de recuperación inmediata.
Además, si se interviene a tiempo se evitaría la posibilidad de complicarse el cuadro con otros trastornos como la depresión profunda, con un marcado sentimiento de desesperanza y un aumento del riesgo de acabar con la propia vida.
Este apoyo también es conveniente que se extienda a los familiares que conviven junto al afectado quienes también sufren sus consecuencias, rompiendo así su aislamiento. Con el debido asesoramiento profesional pueden ser una fuente de gratificación y ayuda inestimable para el restablecimiento del sujeto.
Como última sugerencia y en la medida de lo posible, facilitar el alejamiento de la fuente de amenaza causa del estrés laboral y de la profundización del sentimiento de frustración profesional hasta que la persona esté de nuevo restablecida.
Todos estos sucesos nos invitan a una reflexión que sería deseable fructificase en un diálogo y una colaboración estrecha y coordinada entre todos los estamentos y organismos implicados para poder poner en práctica todas estas medidas que probablemente repercutirían en un mejor desempeño laboral de las fuerzas de seguridad en el País Vasco.
JUAN LUIS ESTEBAN
Psicólogo
VEAMOS AHORA UN CASO RELACIONADO
Ahora veamos un caso en el que el Síndrome del Norte fue el causante del suicidio de un Policía Nacional. Reconocido así por la Audiencia de Sevilla:
"El policía sevillano A.R.C., destinado en el País Vasco entre 1979 y 1988, se suicidó el 23 de mayo de 1995
EFE
SEVILLA.- La Audiencia de Sevilla ha reconocido el derecho a indemnización a la familia de un policía nacional que se suicidó, ya que el agente sufría el "síndrome del Norte" por haber estado ocho años en el País Vasco y su muerte "no fue un acto de voluntad libre" sino un accidente "ajeno a su intencionalidad". Según la sentencia, su muerte "constituye uno más de los crímenes de la banda terrorista ETA”.
El policía sevillano A.R.C. se suicidó el 23 de mayo de 1995 y la compañía de seguros negó a la familia la indemnización acordada en su póliza por considerar que se trataba de un "acto completamente voluntario por parte del asegurado, por lo que no entraría dentro del concepto de accidente".
Sin embargo, la Sección Octava de la Audiencia de Sevilla acepta en una sentencia que el agente sufría un "trastorno de estrés postraumático" o "síndrome del Norte" y que su suicidio "no fue un acto de voluntad libre y consciente" sino que "la idea suicida fue desarrollándose en su mente derivada del trauma sufrido en el ejercicio de su profesión como consecuencia de la barbarie terrorista".
Su muerte, por tanto, "constituye uno más de los crímenes de la banda terrorista ETA que ha de añadirse a la lista, ciertamente abultada, de crímenes contra la Humanidad cometidos por dicha organización terrorista", dice la sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado José María Fragoso.
Según han explicado fuentes judiciales, la familia del policía cobrará las 300.000 pesetas que establecía su póliza de seguros por fallecimiento derivado de accidente, y además podrá tener acceso a las ayudas del Estado a las víctimas del terrorismo como consecuencia de esta sentencia, que no es recurrible ante instancias superiores.
Aunque la compañía Ocaso denegó la indemnización porque el suicidio se entiende como un acto intencional, la Audiencia acepta en su sentencia la pericial psiquiátrica aportada por la familia, según la cual el agente "antes de su destino en el País Vasco era una persona extrovertida, afable y con una conducta normal".
Durante su estancia en el País Vasco, entre 1979 y 1988, "se vio sometido a fuertes presiones y estímulos derivados de la actividad terrorista de ETA, viéndose obligado a llevar una vida anormal de precauciones y miedos, soportando asesinatos de compañeros" y otros "estímulos poderosos capaces de producir la enfermedad mental alegada".
Como consecuencia de dicha situación, según el informe pericial, dicha persona "cambió de personalidad, le produjo depresión y presentó los síntomas típicos del referido trastorno".
Su muerte, por lo tanto, "entra perfectamente en el concepto de accidente definido como una lesión corporal derivada de una causa violenta, súbita, externa y ajena a la intencionalidad del asegurado", dice la Audiencia. "
Diario "El Mundo".
SíndrOme del Norte, las víctimas ocultas del terrorismo
Actualmente cada año se producen en la Benemérita una media de unas 350 bajas por motivos psicológicos. Un 25% de ellas tienen que ver con esta tan terrible enfermedad que ha llegado a acabar en suicidio de muchos de estos profesionales y que afecta tanto a agentes como a sus familiares que sufren o han sufrido todo tipo de aberraciones, insultos, menosprecios y agresiones de esas ratas ETA y toda la mierda que les apoya. Hoy por hoy la GC creadora y pionera de los Servicios de Información de las FCS españolas se encarga de la en la lucha contra ETA combatiendo cuerpo a cuerpo con ellos en el norte de nuestro país, cuenta con mas de 2500 agentes replegados en País Vasco y Sur de Francia, pertenecientes a grupos como las UAR y el SIGC y otros cientos mas pertenecientes a Seguridad Ciudadana que se enfrentan cada día a situaciones limite y tensas aguantables solo para unos pocos valientes. Fernando Trapero y Raúl Centeno ambos jóvenes guardias civiles de 23 y 24 años y miembros del GAO han sido las últimas víctimas mortales de ETA, sus familiares los últimos que más directamente se han visto afectados por esta enfermedad.
Descansen en paz y mi apoyo a sus familias
SINDROME DEL NORTE
¿Qué es el Síndrome del Norte?. ¿Cuales son sus síntomas y cómo influye en el comportamiento humano?. Aquí encontrarás respuestas a estas preguntas, además de algún caso de gente que lo ha sufrido.
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Todos hemos oído hablar del Síndrome del Norte. Todos sabemos que es un trastorno psicológico que afecta a los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado que se encuentran -o se han encontrado- destinados en el País Vasco, debido a la tensión tan extrema a la que están sometidos de continuo. Pero lo que no se suele conocer es cómo afecta ésta enfermedad al comportamiento humano, ni cuales son, exactamente, los motivos que provocan éste estado.
Desde estas líneas agradecer a los miembros de las Fuerzas de Seguridad su noble labor que, gracias a ella, permite que los demás ciudadanos podamos vivir seguros. Reconocer también el sacrificio, tanto personal como profesional, a todos aquellos miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado que han prestado, o prestan, sus servicios en el País Vasco, o cuyo destino esté relacionado con la lucha antiterrorista de E.T.A..
LA OPINIÓN DEL ESPECIALISTA ACERCA DEL SÍNDROME DEL NORTE
Las especiales circunstancias en las que desarrollan su vida y labor profesional las fuerzas de seguridad del Estado en el País Vasco suponen una fuente de estrés añadido, poniendo a prueba la resistencia psicológica de las personas implicadas.
La capacidad para adaptarse a estas circunstancias adversas varia mucho de unas personas a otras, por lo que es factible que la tensión psicológica a la que están sometidos continuamente pueda desbordar en algunos casos los mecanismos de afrontamiento y desembocar en un desequilibrio psíquico y emocional que puede llegar a trastocar todas las facetas de la vida.
El conjunto de síntomas que se agrupan bajo el nombre de "síndrome del norte" se asemeja mucho a las vivencias de quienes padecen un trastorno por ansiedad denominado estrés postraumático, recogido en la clasificación diagnóstica de trastornos mentales elaborada por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), clasificación ésta utilizada por muchos profesionales de la salud en todo el mundo.
Los trastornos de ansiedad son un grupo de enfermedades caracterizadas por la presencia de ansiedad, preocupación, miedo, tensión o temor excesivos, que provocan un malestar notable y un deterioro clínicamente significativo en la actividad del individuo.
En el trastorno por estrés postraumático la persona ha estado expuesta a un acontecimiento que sería marcadamente angustiante para casi todo el mundo y que representa un peligro real para su vida o integridad física, amenaza o daño para los hijos, el cónyuge u otros parientes cercanos y amigos o la destrucción súbita del hogar.
Es importante señalar que la exposición al acontecimiento puede ser directa o indirecta, bastando oír u observar cómo una persona se lesiona gravemente o sufre víctima de la violencia física para que los síntomas se desencadenen.
Además, el suceso traumático es reexperimentado de manera persistente a través de recuerdos o cuando la persona se expone a estímulos ocurriendo de nuevo, malestar psicológico intenso o respuestas fisiológicas de ansiedad. En algunos casos aparecen ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos.
La exposición a todo aquello que simboliza o recuerda algún aspecto del suceso suele provocar un aumento de la activación puesta de manifiesto por alteraciones del sueño, irritabilidad, explosiones de ira, respuestas exageradas de sobresalto o hipervigilancia.
Ante estas circunstancias una reacción usual de la persona es evitar persistentemente los pensamientos, situaciones, lugares, personas, conversaciones y actividades que provocan el recuerdo del trauma. Por eso no es de extrañar la petición de traslados del puesto de trabajo o una disminución marcada del interés en las actividades y personas significativas.
Este trastorno afecta especialmente al entorno familiar de convivencia porque en muchas ocasiones se acompaña de la sensación de distanciamiento o extrañamiento respecto a los demás con una restricción de la vida afectiva, incapacidad para mantener experiencias amorosas, sensación de acortamiento de vida con anulación de planes y proyectos personales de futuros.
Los síntomas suelen aparecer en los tres primeros meses posteriores al trauma, si bien hay que estar muy atentos porque puede haber un lapso temporal de meses o incluso años hasta que empiecen a manifestarse.
La intensidad, duración y proximidad de la exposición al acontecimiento traumático constituyen los factores más importantes que determinan la probabilidad de presentar el trastorno.
La duración de los síntomas muestra considerables variaciones. La mitad de los casos suelen recuperarse completamente en los primeros tres meses y en otras ocasiones todavía persisten doce meses después.
Estos padecimientos podrían atajarse actuando desde varios frentes:
Por un lado, desde una labor preventiva en la que se podría establecer un "perfil de sujetos" psicológicamente más resistentes a situaciones de estrés laboral, poniendo en evidencia aquellos más vulnerables a sufrir este trastorno, requiriendo una mayor atención y apoyo, ofreciéndoles herramientas para fortalecerles psicológicamente y realizando con ellos un seguimiento más exhaustivo.
Por otro lado, para aquellos que ya lo padecen, se hace necesario un tratamiento psicoterapeútico utilizando técnicas específicas adaptadas a cada caso y en esto es muy importante un diagnóstico precoz de los síntomas porque ello aumenta la eficacia y probabilidades de recuperación inmediata.
Además, si se interviene a tiempo se evitaría la posibilidad de complicarse el cuadro con otros trastornos como la depresión profunda, con un marcado sentimiento de desesperanza y un aumento del riesgo de acabar con la propia vida.
Este apoyo también es conveniente que se extienda a los familiares que conviven junto al afectado quienes también sufren sus consecuencias, rompiendo así su aislamiento. Con el debido asesoramiento profesional pueden ser una fuente de gratificación y ayuda inestimable para el restablecimiento del sujeto.
Como última sugerencia y en la medida de lo posible, facilitar el alejamiento de la fuente de amenaza causa del estrés laboral y de la profundización del sentimiento de frustración profesional hasta que la persona esté de nuevo restablecida.
Todos estos sucesos nos invitan a una reflexión que sería deseable fructificase en un diálogo y una colaboración estrecha y coordinada entre todos los estamentos y organismos implicados para poder poner en práctica todas estas medidas que probablemente repercutirían en un mejor desempeño laboral de las fuerzas de seguridad en el País Vasco.
JUAN LUIS ESTEBAN
Psicólogo
VEAMOS AHORA UN CASO RELACIONADO
Ahora veamos un caso en el que el Síndrome del Norte fue el causante del suicidio de un Policía Nacional. Reconocido así por la Audiencia de Sevilla:
"El policía sevillano A.R.C., destinado en el País Vasco entre 1979 y 1988, se suicidó el 23 de mayo de 1995
EFE
SEVILLA.- La Audiencia de Sevilla ha reconocido el derecho a indemnización a la familia de un policía nacional que se suicidó, ya que el agente sufría el "síndrome del Norte" por haber estado ocho años en el País Vasco y su muerte "no fue un acto de voluntad libre" sino un accidente "ajeno a su intencionalidad". Según la sentencia, su muerte "constituye uno más de los crímenes de la banda terrorista ETA”.
El policía sevillano A.R.C. se suicidó el 23 de mayo de 1995 y la compañía de seguros negó a la familia la indemnización acordada en su póliza por considerar que se trataba de un "acto completamente voluntario por parte del asegurado, por lo que no entraría dentro del concepto de accidente".
Sin embargo, la Sección Octava de la Audiencia de Sevilla acepta en una sentencia que el agente sufría un "trastorno de estrés postraumático" o "síndrome del Norte" y que su suicidio "no fue un acto de voluntad libre y consciente" sino que "la idea suicida fue desarrollándose en su mente derivada del trauma sufrido en el ejercicio de su profesión como consecuencia de la barbarie terrorista".
Su muerte, por tanto, "constituye uno más de los crímenes de la banda terrorista ETA que ha de añadirse a la lista, ciertamente abultada, de crímenes contra la Humanidad cometidos por dicha organización terrorista", dice la sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado José María Fragoso.
Según han explicado fuentes judiciales, la familia del policía cobrará las 300.000 pesetas que establecía su póliza de seguros por fallecimiento derivado de accidente, y además podrá tener acceso a las ayudas del Estado a las víctimas del terrorismo como consecuencia de esta sentencia, que no es recurrible ante instancias superiores.
Aunque la compañía Ocaso denegó la indemnización porque el suicidio se entiende como un acto intencional, la Audiencia acepta en su sentencia la pericial psiquiátrica aportada por la familia, según la cual el agente "antes de su destino en el País Vasco era una persona extrovertida, afable y con una conducta normal".
Durante su estancia en el País Vasco, entre 1979 y 1988, "se vio sometido a fuertes presiones y estímulos derivados de la actividad terrorista de ETA, viéndose obligado a llevar una vida anormal de precauciones y miedos, soportando asesinatos de compañeros" y otros "estímulos poderosos capaces de producir la enfermedad mental alegada".
Como consecuencia de dicha situación, según el informe pericial, dicha persona "cambió de personalidad, le produjo depresión y presentó los síntomas típicos del referido trastorno".
Su muerte, por lo tanto, "entra perfectamente en el concepto de accidente definido como una lesión corporal derivada de una causa violenta, súbita, externa y ajena a la intencionalidad del asegurado", dice la Audiencia. "
Diario "El Mundo".