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Sindrome del Norte, las otras victimas del terrorismo

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Unido
25 Mar 2008
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Espero que la lectura sea de vuestro agrado, cuanto menos es interesante y enriquecedora.


SíndrOme del Norte, las víctimas ocultas del terrorismo

Actualmente cada año se producen en la Benemérita una media de unas 350 bajas por motivos psicológicos. Un 25% de ellas tienen que ver con esta tan terrible enfermedad que ha llegado a acabar en suicidio de muchos de estos profesionales y que afecta tanto a agentes como a sus familiares que sufren o han sufrido todo tipo de aberraciones, insultos, menosprecios y agresiones de esas ratas ETA y toda la mierda que les apoya. Hoy por hoy la GC creadora y pionera de los Servicios de Información de las FCS españolas se encarga de la en la lucha contra ETA combatiendo cuerpo a cuerpo con ellos en el norte de nuestro país, cuenta con mas de 2500 agentes replegados en País Vasco y Sur de Francia, pertenecientes a grupos como las UAR y el SIGC y otros cientos mas pertenecientes a Seguridad Ciudadana que se enfrentan cada día a situaciones limite y tensas aguantables solo para unos pocos valientes. Fernando Trapero y Raúl Centeno ambos jóvenes guardias civiles de 23 y 24 años y miembros del GAO han sido las últimas víctimas mortales de ETA, sus familiares los últimos que más directamente se han visto afectados por esta enfermedad.



Descansen en paz y mi apoyo a sus familias


SINDROME DEL NORTE


¿Qué es el Síndrome del Norte?. ¿Cuales son sus síntomas y cómo influye en el comportamiento humano?. Aquí encontrarás respuestas a estas preguntas, además de algún caso de gente que lo ha sufrido.
________________________________________




Todos hemos oído hablar del Síndrome del Norte. Todos sabemos que es un trastorno psicológico que afecta a los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado que se encuentran -o se han encontrado- destinados en el País Vasco, debido a la tensión tan extrema a la que están sometidos de continuo. Pero lo que no se suele conocer es cómo afecta ésta enfermedad al comportamiento humano, ni cuales son, exactamente, los motivos que provocan éste estado.
Desde estas líneas agradecer a los miembros de las Fuerzas de Seguridad su noble labor que, gracias a ella, permite que los demás ciudadanos podamos vivir seguros. Reconocer también el sacrificio, tanto personal como profesional, a todos aquellos miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado que han prestado, o prestan, sus servicios en el País Vasco, o cuyo destino esté relacionado con la lucha antiterrorista de E.T.A..


LA OPINIÓN DEL ESPECIALISTA ACERCA DEL SÍNDROME DEL NORTE

Las especiales circunstancias en las que desarrollan su vida y labor profesional las fuerzas de seguridad del Estado en el País Vasco suponen una fuente de estrés añadido, poniendo a prueba la resistencia psicológica de las personas implicadas.
La capacidad para adaptarse a estas circunstancias adversas varia mucho de unas personas a otras, por lo que es factible que la tensión psicológica a la que están sometidos continuamente pueda desbordar en algunos casos los mecanismos de afrontamiento y desembocar en un desequilibrio psíquico y emocional que puede llegar a trastocar todas las facetas de la vida.
El conjunto de síntomas que se agrupan bajo el nombre de "síndrome del norte" se asemeja mucho a las vivencias de quienes padecen un trastorno por ansiedad denominado estrés postraumático, recogido en la clasificación diagnóstica de trastornos mentales elaborada por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), clasificación ésta utilizada por muchos profesionales de la salud en todo el mundo.
Los trastornos de ansiedad son un grupo de enfermedades caracterizadas por la presencia de ansiedad, preocupación, miedo, tensión o temor excesivos, que provocan un malestar notable y un deterioro clínicamente significativo en la actividad del individuo.
En el trastorno por estrés postraumático la persona ha estado expuesta a un acontecimiento que sería marcadamente angustiante para casi todo el mundo y que representa un peligro real para su vida o integridad física, amenaza o daño para los hijos, el cónyuge u otros parientes cercanos y amigos o la destrucción súbita del hogar.
Es importante señalar que la exposición al acontecimiento puede ser directa o indirecta, bastando oír u observar cómo una persona se lesiona gravemente o sufre víctima de la violencia física para que los síntomas se desencadenen.
Además, el suceso traumático es reexperimentado de manera persistente a través de recuerdos o cuando la persona se expone a estímulos ocurriendo de nuevo, malestar psicológico intenso o respuestas fisiológicas de ansiedad. En algunos casos aparecen ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos.
La exposición a todo aquello que simboliza o recuerda algún aspecto del suceso suele provocar un aumento de la activación puesta de manifiesto por alteraciones del sueño, irritabilidad, explosiones de ira, respuestas exageradas de sobresalto o hipervigilancia.
Ante estas circunstancias una reacción usual de la persona es evitar persistentemente los pensamientos, situaciones, lugares, personas, conversaciones y actividades que provocan el recuerdo del trauma. Por eso no es de extrañar la petición de traslados del puesto de trabajo o una disminución marcada del interés en las actividades y personas significativas.
Este trastorno afecta especialmente al entorno familiar de convivencia porque en muchas ocasiones se acompaña de la sensación de distanciamiento o extrañamiento respecto a los demás con una restricción de la vida afectiva, incapacidad para mantener experiencias amorosas, sensación de acortamiento de vida con anulación de planes y proyectos personales de futuros.
Los síntomas suelen aparecer en los tres primeros meses posteriores al trauma, si bien hay que estar muy atentos porque puede haber un lapso temporal de meses o incluso años hasta que empiecen a manifestarse.
La intensidad, duración y proximidad de la exposición al acontecimiento traumático constituyen los factores más importantes que determinan la probabilidad de presentar el trastorno.
La duración de los síntomas muestra considerables variaciones. La mitad de los casos suelen recuperarse completamente en los primeros tres meses y en otras ocasiones todavía persisten doce meses después.
Estos padecimientos podrían atajarse actuando desde varios frentes:

Por un lado, desde una labor preventiva en la que se podría establecer un "perfil de sujetos" psicológicamente más resistentes a situaciones de estrés laboral, poniendo en evidencia aquellos más vulnerables a sufrir este trastorno, requiriendo una mayor atención y apoyo, ofreciéndoles herramientas para fortalecerles psicológicamente y realizando con ellos un seguimiento más exhaustivo.
Por otro lado, para aquellos que ya lo padecen, se hace necesario un tratamiento psicoterapeútico utilizando técnicas específicas adaptadas a cada caso y en esto es muy importante un diagnóstico precoz de los síntomas porque ello aumenta la eficacia y probabilidades de recuperación inmediata.
Además, si se interviene a tiempo se evitaría la posibilidad de complicarse el cuadro con otros trastornos como la depresión profunda, con un marcado sentimiento de desesperanza y un aumento del riesgo de acabar con la propia vida.
Este apoyo también es conveniente que se extienda a los familiares que conviven junto al afectado quienes también sufren sus consecuencias, rompiendo así su aislamiento. Con el debido asesoramiento profesional pueden ser una fuente de gratificación y ayuda inestimable para el restablecimiento del sujeto.
Como última sugerencia y en la medida de lo posible, facilitar el alejamiento de la fuente de amenaza causa del estrés laboral y de la profundización del sentimiento de frustración profesional hasta que la persona esté de nuevo restablecida.
Todos estos sucesos nos invitan a una reflexión que sería deseable fructificase en un diálogo y una colaboración estrecha y coordinada entre todos los estamentos y organismos implicados para poder poner en práctica todas estas medidas que probablemente repercutirían en un mejor desempeño laboral de las fuerzas de seguridad en el País Vasco.

JUAN LUIS ESTEBAN
Psicólogo

VEAMOS AHORA UN CASO RELACIONADO

Ahora veamos un caso en el que el Síndrome del Norte fue el causante del suicidio de un Policía Nacional. Reconocido así por la Audiencia de Sevilla:

"El policía sevillano A.R.C., destinado en el País Vasco entre 1979 y 1988, se suicidó el 23 de mayo de 1995
EFE

SEVILLA.- La Audiencia de Sevilla ha reconocido el derecho a indemnización a la familia de un policía nacional que se suicidó, ya que el agente sufría el "síndrome del Norte" por haber estado ocho años en el País Vasco y su muerte "no fue un acto de voluntad libre" sino un accidente "ajeno a su intencionalidad". Según la sentencia, su muerte "constituye uno más de los crímenes de la banda terrorista ETA”.

El policía sevillano A.R.C. se suicidó el 23 de mayo de 1995 y la compañía de seguros negó a la familia la indemnización acordada en su póliza por considerar que se trataba de un "acto completamente voluntario por parte del asegurado, por lo que no entraría dentro del concepto de accidente".
Sin embargo, la Sección Octava de la Audiencia de Sevilla acepta en una sentencia que el agente sufría un "trastorno de estrés postraumático" o "síndrome del Norte" y que su suicidio "no fue un acto de voluntad libre y consciente" sino que "la idea suicida fue desarrollándose en su mente derivada del trauma sufrido en el ejercicio de su profesión como consecuencia de la barbarie terrorista".
Su muerte, por tanto, "constituye uno más de los crímenes de la banda terrorista ETA que ha de añadirse a la lista, ciertamente abultada, de crímenes contra la Humanidad cometidos por dicha organización terrorista", dice la sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado José María Fragoso.
Según han explicado fuentes judiciales, la familia del policía cobrará las 300.000 pesetas que establecía su póliza de seguros por fallecimiento derivado de accidente, y además podrá tener acceso a las ayudas del Estado a las víctimas del terrorismo como consecuencia de esta sentencia, que no es recurrible ante instancias superiores.
Aunque la compañía Ocaso denegó la indemnización porque el suicidio se entiende como un acto intencional, la Audiencia acepta en su sentencia la pericial psiquiátrica aportada por la familia, según la cual el agente "antes de su destino en el País Vasco era una persona extrovertida, afable y con una conducta normal".
Durante su estancia en el País Vasco, entre 1979 y 1988, "se vio sometido a fuertes presiones y estímulos derivados de la actividad terrorista de ETA, viéndose obligado a llevar una vida anormal de precauciones y miedos, soportando asesinatos de compañeros" y otros "estímulos poderosos capaces de producir la enfermedad mental alegada".
Como consecuencia de dicha situación, según el informe pericial, dicha persona "cambió de personalidad, le produjo depresión y presentó los síntomas típicos del referido trastorno".
Su muerte, por lo tanto, "entra perfectamente en el concepto de accidente definido como una lesión corporal derivada de una causa violenta, súbita, externa y ajena a la intencionalidad del asegurado", dice la Audiencia. "
Diario "El Mundo".
 
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[b]“SOCIEDAD ALCOHOLICA GRUPO MUSICAL PROETARRA”[/b]

Letras que enaltecen el terrorismo y la consiguiente tortura y malos tratos hacia la GC Y CNP.
Las letras de Soziedad Alkoholika
Explota Zerdo!
Cualquier día estará, cerca tuyo y
sentirás, que no puedes soportar,
su olor te hará vomitar,
¡explota zerdo! Algún día reventarás,
¡explota zerdo! tus tripas
se esparcirán.
Huele a esclavo de la ley, zipaio, siervo
del rey, lameculos del poder,
carroñero coronel.
¡explota zerdo! Dejarás de molestar,
¡explota txota! Sucia rata morirás.
Por los bares se pasea, y se cree bien
disfrazao, nunca podrá camuflar,
su cara de subnormal.
Y eske el tufo que akarrea, no es para
nada normal, a kién kree que va a
engañar, su hedor le delatará
¡explota zerdo!
-----------------------------------------------------
Síndrome del Norte
Siempre que sales de tu casa
tú vas todo acojonao
mirando para todos los laos
ese bulto del sobaco es poco
disimulao.
Al llegar hasta el coche
dejas las llaves caer
¿no sea ke haya un bulto raro?
y que te haga volar
como a Carrero, como a Carrero
¡ay qué jodido es ser "madero"
en un lugar donde me consideran
extranjero ¡porrompompero!
Es que la paranoia
en tu cabeza es tal
ke krees que todos te kieren
matar, ¡tú tío ten cuidado!
no hagas gestos raros
mira que sako el fusko
y te vuelo el cráneo.
¡Joder! con lo bien ke yo
estaba, que estaba con mi mamá
pa'ke coño me han mandao pa'aka
¡virgen de la macarena!
MARTXATE ¡VETE A ESPAÑA!

Son letras de dos de las canciones que el fiscal de la Audiencia Nacional ha tenido en cuenta para acusar a los miembros de la banda Soziedad Alkoholika de enaltecer la actividad de ETA y humillar a las víctimas del terrorismo.


Enlace grupo Sociedad alcoholica...

http://www.youtube.com/watch?v=klY9VVoBSxs

YO LOS PREFIERO MUERTOS ANTES QUE ENCIMA DE UN ESCENARIO.
 
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25 Mar 2008
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Las víctimas ocultas del terrorismo



• Son los grandes olvidados del proceso de paz. Estimaciones no oficiales cuentan unos 15.000. A estos ex agentes nunca les alcanzó una bala, pero presenciaron los asesinatos de sus compañeros. Desarrollaron una profunda depresión, pero sus jefes les dieron por alcohólicos o por cobardes.

El eco de aquel disparo aún resuena en la cabeza del ex policía Cristóbal Palomo. Su compañero y amigo, el agente Camilo, se descerrajó un tiro en la cabeza delante de él. Sin mediar palabra. Lo hizo con su arma personal, un revólver del calibre 38. Ocurrió en el cuartel de Beloso Alto, en Pamplona. Era el año 1981. Los atentados de ETA tenían un blanco preferente: los policías nacionales y guardias civiles destinados en el País Vasco y Navarra. Camilo y Cristóbal eran dos jóvenes policías andaluces en el norte, en plena explosión de violencia etarra. “Pensamos que íbamos a desempeñar un trabajo noble e importante, recién estrenada la democracia –recuerda Cristóbal Palomo, de 50 años–. Pero fue un infierno, la mayoría de los vascos nos despreciaba, los jefes abusaban de su poder y los compañeros caían como moscas en los atentados”.

Pero a Camilo no le mató directamente ETA. Fue la desesperación lo que apretó el gatillo. El miedo a estallar por los aires, a recibir un disparo a bocajarro en la panadería, la angustia de estar acuartelado días enteros, el odio en las miradas de la gente, tener que recoger los pedazos de los compañeros reventados por las bombas... A Camilo todos estos sentimientos le explotaron de repente cuando un superior le hizo un reproche. Entonces cogió su 38 de la taquilla y todo acabó para él. Los agentes Camilo y Cristóbal son dos de los miles de casos de síndrome del Norte que existen en España. Cristóbal ha tenido algo más de suerte que su amigo: vive para contarlo. La Administración nunca ha reconocido la existencia de esta patología, propia de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado destinados en el País Vasco y Navarra entre 1975 y 1990. Sólo unos pocos psiquiatras y psicólogos –los que han trabajado de cerca con los afectados– reconocen su existencia. Sin embargo, no es una enfermedad nueva para la ciencia. Tiene mucho que ver con el llamado mal de la trinchera, descrito por primera vez en soldados de la Primera Guerra Mundial, y con el síndrome de Vietnam, que apareció entre militares de Estados Unidos al regresar a casa tras perder la guerra. La falta de reconocimiento por parte del Estado ha provocado que no existan ni datos ni cifras oficiales sobre el asunto. El silencio de la Administración condena al ostracismo a quienes sufren el síndrome del Norte, que, al no ser reconocidos, no perciben pensiones extraordinarias por enfermedad laboral. Sólo las asociaciones y los sindicatos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil arrojan algo de luz sobre este síndrome. Según cálculos de la Unión Federal de la Policía (UFP) y de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), unos 15.000 agentes de ambos cuerpos (un tercio de los destinados entre 1975 y 1990 en el País Vasco y Navarra) arrastran aún hoy secuelas psicológicas. De éstos, sólo a menos del uno por ciento les han reconocido los tribunales de Justicia que sus trastornos son consecuencia de su trabajo en el Norte. Y eso, después de litigar contra el Estado durante años.

Todo por la patria

Ya se ha puesto en marcha el primer gran estudio sobre el síndrome del Norte. A falta de iniciativa oficial, lo hará la AUGC. Su secretario general, Fernando Carrillo, conoce sobradamente el asunto: “Estuve dos años destinado en Euskadi, de 1987 a 1989. Creo que me salvé del síndrome del Norte por mi actividad sindical. Escuchar y apoyar a mis compañeros me sirvió de coraza. Allí conocí lo que es el abandono –cuenta Carrillo, que además de guardia es psicólogo–. Nos sentíamos olvidados. Los superiores, en sus despachos, no querían saber que sus hombres se hundían por momentos”.

Según Fernando Carrillo, la intensidad de la violencia terrorista, el desarraigo familiar y el carácter obligatorio del servicio en el País Vasco son los tres elementos que incidían en la aparición del síndrome. La excesiva militarización que en aquellos años existía en el Cuerpo de Policía Nacional –como se llamaba entonces. A un guardia civil sus superiores le presuponen una valentía a prueba de bomba. Por eso, mostrar temor por la propia muerte estaba considerado, en aquella época dura del terrorismo, como una debilidad intolerable. Así lo recuerda Jaime, guardia civil jubilado anticipadamente por depresión y que trabajó desde 1982 hasta 1988 en San Sebastián: “Los mandos solían aplicar correctivos cuando algún guardia flaqueaba. Los calabozos estaban llenos de guardias civiles que ya estaban enfermos. Mostraban mucha agresividad. Algunos se convirtieron en alcohólicos y adictos a las pastillas porque no podían soportar esa tensión diaria. Si le contabas tu problema a un superior, te decía: «¡Eres un cobarde!». Alguno llegó a tirársele al cuello a un jefe”. Jaime tuvo que portar en varias ocasiones el féretro de algún compañero muerto en atentado: “Es algo que te marca de por vida. Yo lo he pasado muy mal. No he levantado cabeza desde entonces”.

“Como un hachazo”

José María Benito, policía nacional, portavoz del Sindicato Unificado de la Policía (SUP), estuvo destinado en la comisaría de Basauri (Vizcaya) desde 1986 hasta 1995. Una Navidad, salvó la vida de casualidad: “Había un árbol de Navidad en la calle. No le di importancia. Inmediatamente después de pasar yo por allí, explotó al paso de un coche patrulla, causando heridos. Para mí fue como un hachazo”. Esto era el pan de cada día. “La Administración no podía reconocer la existencia del síndrome del Norte porque eso significaba reconocer una enfermedad laboral, y el Estado no estaba dispuesto a hacer frente a esos gastos”, explica Benito.

A Cristóbal Palomo querían jubilarle anticipadamente por incapacidad. La razón oficial: alcoholismo. Eso implicaba que su pensión no llegaría al cien por cien de su sueldo. Pero Cristóbal no adquirió su vicio por el alcohol en juergas precisamente, sino tratando de huir de la presión en que vivía. Acudió a los tribunales, con la fortuna de que le reconocieron el síndrome del Norte. “Gracias a esa sentencia hoy cobro una pensión del doble de mi sueldo. Pero más que el dinero es mi dignidad lo que la Justicia ha reconocido”, cuenta Palomo.

El Estado no admite la patología de forma oficial, pero sí lo hizo por la vía de los hechos a comienzos de los 90. Interior, con la colaboración de algunos gobernadores civiles, habilitó unos pocos apartamentos y chalés como discretas residencias de descanso para que policías destinados en el País Vasco pasaran una semana con su familia. Existían lugares de este tipo en la sierra madrileña y en la Manga del Mar Menor (Murcia). Además, a finales de los 80 contrató a psicólogos en las comisarías de Euskadi para que apoyasen a los agentes aquejados de depresión y ansiedad. Pero el plan del Gobierno no resultó: “Siendo José Luis Corcuera ministro de Interior, se despidió a muchos psicólogos –recuerda José María Benito, del SUP– porque insistían en la existencia del síndrome del Norte. Veían que muchos policías tenían los mismos síntomas depresivos. Aquello se silenció”.

La psiquiatra Martha González Ceinos fue la responsable del equipo psicológico de Guipúzcoa que creó el Cuerpo Nacional de Policía en 1991. “Se constituyeron gabinetes en las tres provincias vascas ante el crecimiento de los trastornos mentales entre los policías”, explica. La policía disolvió esos gabinetes en 1995. De todos los síndromes del Norte que diagnosticó la doctora González, ninguno fue admitido oficialmente: “De 20 visitas diarias, dos eran claramente síndrome del Norte. Mis informes se mandaban a Madrid, a los servicios médicos centrales, y en los casos más sangrantes, lo único que se hacía era sacar de Euskadi al afectado, pero a ninguno se le reconoció la enfermedad laboral”, dice González.

A Jorge Casas, ex policía nacional madrileño, el síndrome del Norte le reventó en el estómago. En 1980, con 20 años, recién salido de la Academia, Jorge llegó a San Sebastián. “No estábamos preparados para ir allí, donde nos odiaban tanto. Yo no sabía ni lo que significaba ‘kalea’ (calle, en euskera)”, recuerda. El primer día de Jorge Casas en Donostia, ETA mató a un guardia civil en la ciudad. A Jorge le enviaron inmediatamente al lugar del asesinato. “Menuda bienvenida. Desde ese momento el miedo se apoderó de mí. Si a esto unimos el rechazo de la mayoría de los vascos... Nos tiraban aceite hirviendo y bombonas de butano desde las casas. En las carnicerías, a nuestras mujeres les daban lo peor. No podían tender el uniforme en las ventanas para que no supieran que éramos policías”. Al poco, Jorge comenzó a sufrir dolores de estómago. “Presencié un atentado, en el que murió un compañero. A raíz de esto, tuve crisis agudas de ansiedad. No podía respirar”, recuerda. Tras años de pruebas, los médicos dictaminaron que aquellas molestias estomacales estaban relacionadas con su trastorno de ansiedad. Hoy, 26 años después, aún no está curado del todo. “Lo que viví en el País Vasco no lo puedo olvidar”. La Administración no le reconoce como afectado del síndrome del Norte. Se siente dos veces maltratado.


CON LOS TERRORISTAS NO SE NEGOCIA

A ETA METRALLETA¡¡¡ plass¡¡ y luego ¡¡PUM¡¡ ¡¡PUM¡¡



Un balazo,
 
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hk

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13 Mar 2008
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el problema de España no son solo las leyes, la falta de aplicación de las leyes existentes es abrumadora. La mayoría de los colaboradores de ETA, de los que les apoyan, promueven exhaltan como el grupo musical citado, nunca serán juzgados, y muchos ayuntamientos izquierdosos, el de Rivas el último, apoyan económicamente este entramado contratando estos grupos, con exposiciones, con subvenciones...

son aquellos que rematan a las víctimas amparándose en la democracia, aquellos que muchas veces por su cargo público son los que más obligaciones tienen para con las víctimas
 
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24 Nov 2007
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Contra Eta Metralleta? Que va, con el pesame de ZP siempre que matan algun tenemos bastante, despues si tenemos la suerte de que pillan alguno pues alos 12 años libre, es recibido en su pueblo como un heroe, se monta un bar debajo de la casa de la viuda y todo arreglado. Que queremos luchar con mas armas contra Eta? Pues mandamos a 2 guardias civiles de seguimiento sin arma
 
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25 Mar 2008
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Cuanta razon en vuestras palabras compañeros, esto lo arreglaba de un plumazo un tio bajito pero con los coj... bien plantados. Ese fue el unico que se dio cuenta que la unica manera de mantener a raya a estos hijo putas era encerrando en la carcel hasta que se pudrieran a aberzales, batasunos y jarraitxus y dandoles tapia a los ETA. Eso es lo bueno que tenia la gente de derechas de la epoca que hacia las leyes para los inocentes y no para los asesinos.

Ahora las flojas leyes de izquierdosos y progres los incita a los terroristas a seguir cometiendo asesinatos. Total en España sale gratis asesinar.

Un balazo,
 
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hk

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y ´gratis total a partir del tercer asesinato... si matas o robas sale más rentable hacerlo a lo bestia...
 
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hk dijo:
y ´gratis total a partir del tercer asesinato... si matas o robas sale más rentable hacerlo a lo bestia...

Lo que sale gratis es llevarte a uno puesto con el coche... eso si sale gratis, y que el ir borracho o drogao sean un atenuante en lugar de un agravante tb clama al cielo, aunque creo que lo han modificado, pero me da igual, estaba asi... quiero matar a uno, cojo el coche me empimplo una botella de wisky y le paso por encima... total, en menos que canta un gallo estoy en la calle otra vez asi que mira que de puta madre...
 
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Si es que nos estamos convirtiendo en una republica bananera, donde el delincuente campa a sus anchas.

Un balazo, pa ti...fulanin
 
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Yo ni he entendido ni entiendo ni entenderé que a un etarra HP se le den los mismos derechos y libertades que a uno que tuvo que asaltar una tienda por necesidas (aunque tanpoco entiendo esta postura vale?)
Para mi no son personas, todo el que mata es que no tiene aprecio por la vida y debería estar muerto
Antes con el bajito que dice bichon..... puede que hubiera miedo en la sociedad pero el miedo estaba entre los que no cumplian la ley y eran delincuentes, la gente de bien no tenía por qué tener miedo, al contrario vivían mucho más tranquilos que ahora porque antes el que la hacía la pagaba, no como ahora que alegas transtorno transitorio o pérdida de memoria y te dan una pamadita en la espalda y te mandan para casa.

Mira quien la hace tiene que pagarla, al menos así opino yo, y si no es por las buenas pues será por las malas pero debe cumplir por lo que ha hecho y no irse impune a su casa a dormir mientras hay miles de familias destrozadas por su culpa.

Ya verás cuando se entere una parte de mi familia de lo que quiero ser....XD
 
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1 Feb 2008
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bichobuenoneverdies dijo:
Cuanta razon en vuestras palabras compañeros, esto lo arreglaba de un plumazo un tio bajito pero con los coj... bien plantados. Ese fue el unico que se dio cuenta que la unica manera de mantener a raya a estos hijo putas era encerrando en la carcel hasta que se pudrieran a aberzales, batasunos y jarraitxus y dandoles tapia a los ETA. Eso es lo bueno que tenia la gente de derechas de la epoca que hacia las leyes para los inocentes y no para los asesinos.

Ahora las flojas leyes de izquierdosos y progres los incita a los terroristas a seguir cometiendo asesinatos. Total en España sale gratis asesinar.

Un balazo,





Compañero aspirante a GEO con todos mis respetos tio, de corazón, visita a un Psicologo, no te riega por ahi arriba.


Que bien se te da eso del "copiar/pegar"

jaja

venga un Balazo
 
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25 Mar 2008
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esyda dijo:
Yo ni he entendido ni entiendo ni entenderé que a un etarra HP se le den los mismos derechos y libertades que a uno que tuvo que asaltar una tienda por necesidas (aunque tanpoco entiendo esta postura vale?)
Para mi no son personas, todo el que mata es que no tiene aprecio por la vida y debería estar muerto
Antes con el bajito que dice bichon..... puede que hubiera miedo en la sociedad pero el miedo estaba entre los que no cumplian la ley y eran delincuentes, la gente de bien no tenía por qué tener miedo, al contrario vivían mucho más tranquilos que ahora porque antes el que la hacía la pagaba, no como ahora que alegas transtorno transitorio o pérdida de memoria y te dan una pamadita en la espalda y te mandan para casa.

Mira quien la hace tiene que pagarla, al menos así opino yo, y si no es por las buenas pues será por las malas pero debe cumplir por lo que ha hecho y no irse impune a su casa a dormir mientras hay miles de familias destrozadas por su culpa.

Ya verás cuando se entere una parte de mi familia de lo que quiero ser....XD

Ni que lo digas...hoy al medio dia he escuchado una noticia que pufffff no hay nada que mas asco me de ahora mismo..una es la mosca esa cojonera que zumba por el foro y otra es a los que agreden hasta matar a una mujer.

Resulta que en el barrio de Fatima un tipo agredio sexualmente a su expareja y luego acabo con su vida.

La sentencia...

La acusacion pedia 17 años de condena, que se han quedado en 10 años porque su asesino ha reconocido que cometio el asesinato...

7 años menos por reconocerse un asesino... :shock: :shock:

Un balazo,
 
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4 Oct 2007
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Esto es el cuento de nunca acabar... lo de ETA será un pitorreo hasta que no venga uno y diga san se acabó.

Campan a sus anchas y hacen lo que quieren, estamos a merced de un grupo terrorista... que triste ¿ Verdad?

SALUDOS
 
Superior
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